Esta es una comparación de las cosas que Santi más extraña de Ecuador. No están en orden ni son necesariamente la misma lista que Anne Lise escribiría...
* Las empanadas con salsa de ají de mi señora madre
* Una Fybeca para cualquier medicina sin receta, insisto.
* Poder conversar en español sobre cosas de la vida,
* Mis amigos varones.
* Un poco de ruido y smog
* El tráfico caótico de Quito
* Las conchitas asadas.
* Los encebollados de la 10 de Agosto y Mariana
* Leer un periódico de papel en español, con noticias aunque sean de vivezas criollas, o del último escándalo de cualquier funcionario público. Pucha, cualquier cosa… Con tal que el papel huela a papel y tinta. La edición electrónica del Comercio es buena, pero otra cosa es poder hojear y tener el periódico en la mano…




Y esto es lo que NO extraño de Ecuador:
* Los pitos de los distribuidores de gas que a toda hora friegan la paciencia. (*)
* El vivir entre enrejados. Al principio de nuestra vida acá en el norte de los nortes, me sentí muy inseguro porque ninguna de las casas que vi, ni en las que entré tenía una reja respetable. La cosa es que en Noruega no hay tanta inseguridad, bueno, casi no hay inseguridad en el campo donde vivimos, y nos hemos olvidado las llaves en la puerta del auto, a la entrada de la casa, a 10 metros de la carretera, y pues, no pasó nada, y es muy raro que pase.
Eso sí, Noruega está cambiando. Ya vieron seguramente reportajes del asalto tipo Hollywood a un banco en Suecia; cerquita, Las mafias entran en todas partes.
* Tampoco extraño las colitas, minifaldas o tangas por cualquier pretexto en la publicidad de la televisión, o de pancartas en el tráfico, o en publicaciones. Me he dado cuenta más y más de lo erotizados que estamos en Ecuador, donde aguantamos con ese aire de tercermundistas conformistas, el uso del cuerpo de la mujer como instrumento de publicidad.
* Al gritón que hace de inquilino en Carondelet.

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(*) Léase fregar con JOTA