Un diario de un marido congelado.
Por Santiago Valdez
Corresponsal en este páramo congelado...

Esquiando casi me mato, porque fui solito a unas pistas de esqui que estan a la vuelta de la casa de mis supersuegros. Todo iba bien, iba yo bajando una cuesta emocionante, y al llegar abajo, veo que el senderito de los esquis se desvia y va directo hacia una acequia congelada... Mis esquis siguieron esa ruta. Chuta, me tiré a un lado, porque deben saber que los noruegos te enseñan a esquiar, pero no a frenar, porque dicen que no necesitas...que las pistas están hechas como las autopistas, que tienen curvas y niveles que te llevan por inercia y no te agarra la centrifuga...pero la cosa es que antes de mi fue algun otro inexperto, y abrio la nieve dandose directo hacia la acequia. De hecho habia una huella grandota donde el otro susodicho se mató olimpicamente. Y mis esquis siguieron la trayectoria marcada en la huella de los esquis del camaron ese... Tuve que dejar yo mismo otra huella similar. Fue como caer en algodones...mojados.
Las pistas de esquis son simplemente la nieve prensada y aplastada con motonieves, y luego marcada con una placa grandota de hierro, para dejar un surco doble bien bonito, como rieles de tren. Pones tus pies ahí y te dejas llevar, si vas en bajada. Por eso el huataplasmazo que se dio mi predecesor dañó los surcos y dejó bien marcadito el patrón para que yo me recontramate.
Gajes del camaroneo.

De experiencias personales, quiero contar que me siento mas o menos, a veces super cansado, y afectado por la oscuridad y la niebla que nos ha seguido. El cielo se pone encapotado y pesado, eléctrico. Muchos tienen dolores de cabeza y pesadez que le atribuyen a la baja presión y la electricidad en el ambiente. En la madrugada hay tormenta electrica, fijo. Es la depresión de otoño/invierno. Ya entiendo por qué toman tanto café.
Yo paso con los ojos que se me quieren cerrar, irritable, y con unas ganas de un ceviche al sol, con una ponymalta helada.

Afuera neva otra vez. Hay nieve diferente, una nieve es como granizo chiquito, pero blanquito. Sientes en la gorra que llueven priedritas, Otra nieve es romanticona, como algodones pequeños y grandes, me imagino que esa la has experimentado. Y luego viene el aguanieve, que es como nieve que se derite cuando llega al suelo, y todo se hace lodoso y resbaloso. También cayó la nieve seca, como harina, esponjosa, que no dejó que Anne Lise y una amiga esquiaran, porque esta nieve se pegaba a los esquies y no avanzaban, les fregó el paseo.
Cuando la nieve tiene diferente consistencia también le llaman distinto, como la nieve cheveruca como para amasar y hacer muñecos y lanzar bolas de nieve. Estos tipos tienen como 10 tipos distintos de nieve. No les canso. Estoy aprendiendo todo esto, y al mismo tiempo haciendo mucho ejercicio, léase esquiando... o paleando la nieve, para que el carro pueda salir. Chuta, me siento tractor. 20cm pueden nomas caer si la temperatura "sube" cerca de cero, y entonces le toca al hombre de la casa salir cada dos horas a sacar otros 20 cm3 de nieve, desde donde el carro está hasta la carretera, para poder salir en la mañana.
El camionzote de la nieve pasa bramando, rompiendo el hielo y dejando otra vez, mas o menos, el asfalto a la vista, a los tiempos, para que podamos manejar.
Es otra vida, otra rutina, otras preocupaciones.... por ejemplo, si la temperatura bajó a menos 20 (CARAJO), nos damos cuenta cuando el aire dentro de la casa, fuera de los cuartos donde hemos dormido, "está que muerde" de lo frío... Nosotros dormimos todos con un calefactor al lado de la cama, y cobija de plumas, y pijama larga, (de la matapasiones), medias y chimenea incluida en nuestro cuarto.
Salgo, 20 minutos antes de la hora, a prender el carro, y ni la llave entra en la cerradura, porque el hierro se pegó contra hierro, y la llave no entra. Anne Lise me da un trapo mojado en agua hirviente para que le ponga en la cerradura y así el hielo o rocío de la noche se derrita. Bien, la llave entró, pero no gira, entonces intentamos baldazo de agua hirviente en cada puerta, y finalmente la llave gira y el hielo que sellaba las puertas tambien se derrite. Las puertas abren. Bien, felizmente el carro, tosiendo y gageando, se enciende, pero hay que derretir la placa de hielo sobre el parabrisas, porque no se ve nada. Entonces pongo el anticongelante en chorrito, el del limpiaparabrisas... pero no funca... el anticongelante SE HA CONGELADO, MIERDA... resulta que compramos el anticongelante de menos 1 a menos 14 grados, el normal que te venden en la gasolinera. Para casos como este, hay que raspar con una espatula el hielo de DENTRO del parabrisas lo mismo que el de afuera. O comprar el anticongelante de los tractores, que ni pensamos en preguntar.
OK, vuelvo a la casa, a acabar de desayunar, y claro, ya todo está frío, los enanos impacientes y ya es tarde.
A arropar a los enanos. Estos pobres ya estan acostumbrados, luego de 3 meses de frio, a que les envolvamos como cebollas, en capas y capas de ropa. No se puede exagerar, les ponemos calzones de lana, camisita interior de lana, ropa gruesa, saco, chompa, gorra, mitones, bufanda. La pobre Annika termina como osito de peluche, parece un pentagono forrado con franela. Ok, hijos arropados, agarra las mochilas y al carro. Mierda, 2 puertas del carro, encendido y caliente, no se abren. Se volvieron a sellar las puertas de atras.
Martin empieza a llorar, porque de 8 segundos que nos demoramos en salir de la casa, y caminar 10 metros al carro, le duelen los deditos del frío. Le duelen en serio. Llora asustado y desesperado. Tengo que volver, ponerle los guantes que se le cayeron o que el neciesito tiró y explicarle que si tira o juega con los guantes, le van a doler los dedos así. Hay que repetir la operación de los baldazos de agua hirviente, o meter los hijos por puertas de adelante del carro, y tratar de ponerles el cinturón de seguridad, desde los asientos de adelante, en medio del llanto general, porque ahora Annika llora por solidaridard y "conciencia gremial" con Martin.

Claro, toda esta ceremonia nos retrasó 40 minutos entre intento e intento, y ahora todos están irritables e incómodos.
Salimos. Felizmente el calienta-poto tiene un efecto tranquilizador y reconciliador en el ambiente familiar.

Pero atrasados al a escuela y al trabajo.
Otro día que empieza en congelilandia.